Comunicacción: 7 principios de calidad para la escritura | Universidad de Oriente Puebla

Comunicacción: 7 principios de calidad para la escritura

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Siempre que se tiene la oportunidad de escribir, quienes toman la tinta o abren página se preguntan cómo las ideas y definiciones que confluyen en la mente pueden llegar a formarse en un campo de información cuyo significado pueda llegar no sólo a los oídos de las personas, más bien llegar a los ojos, a la gente que aunque esté formada en otros ámbitos profesionales, en otras dimensiones sociales o en áreas geográficas muy distantes, pueda lograr un vínculo que las una en un campo de conocimiento, en el compartir de ideas y porque no, en el debate diferencial de los puntos de vista.

Escribir, es un verbo en acción social, es comunicacción; un acto que se centra en el efecto de quienes leen las líneas, es un trabajo tan arduo, difícil y motivante que no siempre se da por iniciado con el puro gusto o necesidad de tirar líneas. Es más, podría decirse que basta con que se pidan unos párrafos para que el llamado bloqueo de escritor surja, haciendo más difícil el fluir de las ideas. Después, habrá de sortearse la lógica de la secuencia del tema. La derivación del ejercicio mental en una línea progresiva, que sin digresiones vaya dando la confluencia de la opinión propia con aquellas que de la experiencia se vayan tomando. 

En este sentido, el presente artículo pone a su consideración cómo los 7 principios de la gestión de calidad en ISO 9001 sirven de pauta e inspiración para la comunicación escrita.

Y es que, un escritor debe saber que su situación no es única, que su sentir es el de muchos, o el de todos quienes han tomado una pluma para soltar tinta. Es así que una de las principales preocupaciones en la educación es provocar el sentido y habilidad de llevar el pensamiento a la hoja, o bueno, a la pantalla. Al fin de cuentas, la computadora siempre será un bolígrafo electrónico que sigue los lineamientos de la mente cuestionadora del escritor. 

Por ello, en muchos sentidos, debería ser una obligación moral de todos los que hayan logrado escribir unas líneas, escribir sobre el cómo se escribe, el cómo vencer los miedos a ser leídos y el cómo lograron conectar el tema con el objetivo, y sobre todo, cómo ellos conectaron el corazón para lograr vencerse ante el encantador sonido de las letras del teclado que van marcando puntualmente el reflejo del pensamiento que fluye… o se pasma.

De esta manera, la Real Academia de la Lengua Española (RAE), define expresión como “sacar algo de adentro” (RAE, 2021), por ello, pasa a ser una acción comunicativa con todos los lineamientos que esto implica. Por supuesto, desde la necesidad de que el emisor se comprometa con la delimitación del objetivo de su mensaje, pues no puede haber proceso sin intensión medida en el contexto: en la organización, la codificación de los signos y la valoración del significado de lo que implica el fondo del mensaje y, por supuesto, la adecuación de éste para la correcta decodificación por parte del lector (receptor).

La escritura, para la Red de revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (2008) requiere un correcto uso gramatical, adecuado a la variedad y el registro, coherente y cohesivo, y una revisión de las cualidades de la redacción. Hasta aquí parece una lista común de la que todos habrán leído o escuchado, al menos una parte, pero que no ha sido suficiente para desarrollar una escritura más estratégica y liberadora.

Por otro lado, uno de los conceptos que han marcado muchas de las actividades de transformación social, es: calidad. M. Juran (en 1993, citado en 9001:2015) explica que, “La calidad es el conjunto de características que satisfacen las necesidades de los clientes, consiste en no tener deficiencias, es La adecuación para el uso satisfaciendo las necesidades del cliente” (Párr. 6). Es decir, que para que se pueda usar el término, primero se ve la persona o comunidad a la que va a atenderse, su problemática y cuya propuesta va en función directa de su eficiencia. Si se piensa por un momento, la escritura es más que un proceso de inspiración artística, como lo creen muchas personas, es un producto sociocultural que debe servir para que alguien sepa algo y use lo leído.

Desde este punto cambia la forma de concebir el proceso de la escritura, es, sí un acto comunicativo, pero es más un producto que satisface las necesidades de un cliente lector; y para ello debe estar escrito en su ámbito, en su código y por sus motivos. Antes de escribir, no se piensa en sentido propio perceptivo, se piensa en la otredad, de manera empática y con la visión de que debe servir. Por ello, se usan las reglas ortográficas y las pautas de estilo, las determinaciones de adecuación y por supuesto, la distribución en párrafos.

La calidad es responsabilidad de todos y una necesidad constante de permanecer en la historia, de no cometer los mismos errores, de tener testimonios y lo más encantador, es la oportunidad de interpretar el mundo para reconstruirlo tantas veces y en tantas partes como sea posible. La prueba está en cada texto que ha dado pauta para hacer ciencia sobre avances, o música sobre notas escritas, una independencia en función de las ideas de libertad, igualdad y justicia que no escribieron connacionales y que sin embargo, fueron los detonantes del movimiento de independencia.

La escritura requiere un proceso de aprendizaje, de empatía, de colaboración y corresponsabilidad, de la valoración de la realidad y del trabajo o de las situaciones de las que somos partícipes. Es el medio que se está definiendo como necesario en los niveles de posgrado y que dan prueba del conocimiento. Es, para muchos la oportunidad de conversar todos los días, la textualidad necesaria para el uso de las redes sociales ha dado la oportunidad de convivir con personas tan lejanas o de manera rápida con los seres queridos. Y es cómo lo escribes, es el uso también de cada emoji que acompaña las palabras, al fin de cuentas son partes de la misma estructura: el lenguaje.

En su texto, los 7 principios de gestión de la calidad en ISO 9001 (Sirvent & y Pérez Bernabeu, 2017) enmarcan la calidad como un proceso de cambio y consideran importante ver las implicaciones de la implementación de los sistemas para la mejora sí, pero sobre todo para una eficiencia procesual que permitan una mayor productividad y para pasar de una simple idea de inspeccionar procesos, a la de mejorarlos y que para ello, la planificación es el soporte que da paso y garantía del logro de metas.

Entonces, la calidad puede y debería estar inmersa en cada una de las actividades que realizamos y gestionarla para nuestra escritura, podría ser un camino menos tortuoso y con un final más agradable y por supuesto más enriquecedor para cada lector, sin importar el tema, sin importar la profesión, dejar huella de las actividades que pueden parecer minúsculas al ojo del experto, pero coyunturales para quienes tienen esa área de oportunidad pendiente.

Las organizaciones dependen de sus clientes por lo que deberían comprender sus necesidades actuales y futuras, satisfacer sus requisitos y esforzarse en exceder sus expectativas” (UNE, 2015) es uno de los requisitos propios de los sistemas de gestión de calidad, que establecido como principio rector, el primero que establece la necesidad del reconocimiento claro y preciso del cliente, de sus necesidades; entonces, antes de escribir habría que pensar en el lector, ¿Qué necesita saber para mejorar, transformar?; ¿Qué necesita saber para tener una perspectiva diferente?, ¿Qué le puede aportar a su labor a su vida, a su profesión?  Y con esto vale la nota de tener claro que un escrito no sirve para todo lo anterior. Que el escritor no debe tener una meta alcanzable en tres lustros. Los pasos cortos son más certeros, los pasos continuos llegan siempre a puerto. 

El segundo principio es el de liderazgo, para Chiavenato (Citado en Rodríguez, 2010) “Puede ser conceptualizado como la influencia interpersonal ejercida por un líder frente a sus seguidores en una situación determinada, dirigida a través del proceso de comunicación humana hacia la consecución de uno o diversos objetivos” (Párr.7). Se refiere a la acción del escritor que, decidido a influir en los lectores en una situación determinada, plantea con precisión comunicativa los argumentos, los motivos, las ventajas de leerle. Un escritor que como buen líder se compromete y garantiza que lo escrito y leído es fidedigno porque ha comprobado sus fuentes, se convierte en un agente de cambio.

La escritura se va convirtiendo entonces, en la oportunidad de ser partícipes activos de y en la sociedad, por su desarrollo y con la contribución del saber del autor al servicio de quien le lea, es así que se genera el siguiente tercer principio: el compromiso; tanto con la persona, como con las instituciones desde donde se escribe. Y es que no estamos hablando sólo de la escritura literaria, sino de los textos que son parte de la cultura corporativa, de la enunciación de políticas y valores y de los textos que dentro de la educación fortalecen a los otros profesionales.

Cuando el texto es parte activa y representativa de lo que se piensa, siente y motiva, debe tener presente que, como cualquier actividad empresarial de calidad, tiene un proceso. La escritura comienza con la necesidad, con la visualización de un lector. Bajo ese esquema es que se elabora una pauta de puntos a desarrollar, un diagrama libre donde las ideas tomen secuencia y se visualice el logro del objetivo; por eso, escribir con un enfoque a procesos, igual que en el principio cuatro; debe considerar la mejora continua de la habilidad en la comunicación escrita. Ampliar el léxico, gestionar las ideas y porque no, gestionar que nuestros productos comunicativos, sean leídos. Partir siempre de la pauta de introducir, desarrollar el punto principal y dar un cierre, es en sí mismo un proceso necesario para ser leídos.

El quinto principio, es la mejora continua, es decir, que el escritor piense que el efecto del escrito dependerá siempre de un argumento; ahora, el lector puede cambiar, porque después de haber leído, después de haber tenido un texto a la mano, nada podría ser igual. La escritura puede mejorar la productividad de las personas, de manera instrumental pero también en la gestión de sus emociones, en la comprensión de los fenómenos o en la valorización de nuevas alternativas; y ante las evidencias de las oportunidades o logros, se cumpliría el principio sexto: la toma de decisiones basada en evidencias. 

Por último, al final de la meta que se logra con la escritura, el principio siete, la gestión de relaciones el lector y el escritor, quedarían unidos por el mensaje, aun no estando de acuerdo con la postura, pues siempre las expectativas se alimentan cuando hay más argumentos o razones diferentes a las pensadas. 

Así, el lector se queda convertido en un evaluador de lo leído, tomará para sus propias actividades las sugerencias. Por su parte, el autor habrá perdido el miedo a ser leído, porque entenderá que más que el consenso, o la aceptación, ha presentado una visión diferente y personal de lo escrito. Habrá dado un panorama de cómo los procesos o fenómenos se incluyen, excluyen, modifican o alientan a favor o en contra de las pautas sociales. Sabrá que su escrito al estar bien formulado, desde cada uno de los principios de calidad, esto es un compromiso social redactado para un cliente, un lector que consumirá el contenido porque necesita aprender de su experiencia, justo así, con sus palabras y bajo su enfoque.

Por Maritza Patricia Romero Mares

Artículo en Convenio con la Universidad Hispana Campus Huauchinango

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